Dilma
Rousseff en un juicio de la dictadura militar brasileña.
La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, fue
torturada con largas sesiones de electrochoques durante los tres años que pasó
detenida en la última dictadura brasileña, informó hoy la prensa.
Rousseff también sufrió azotes, fue golpeada
hasta que le arrancaron un diente y técnicas de tortura psicológica como una
simulación de fusilamiento, según dvulgan hoy los diarios “Correio Braziliense”
y “O Estado de Minse como militante de un grupo de izquierdas que luchaban
contra la dictodura militar (1964-1985).
En la declaración, la jefa de Estado dijo que a
veces no sabía si los interrogatorios “de larga duración” tenían lugar de día o
de noche.
Los torturadores “experimentados” solían atarla
cabeza abajo en un palo para después aplicarle cargas eléctricas, un método de
tortura que “no deja rastro, solo te mina”, según las palabras de Rousseff
recogidas por los diarios.
“Estuve presa tres años. El estrés es feroz,
inimaginable.
Descubrí, por primera vez, que estaba sola.
Encaré la muerte y la soledad. Me acuerdo del miedo cuando mi piel tembló. Hay
un lado que nos marca el resto de la vida”, afirmó Rousseff.
La actual mandataria dijo que las marcas de la
tortura “hacen parte” de ella misma y consideró que cambia a las personas para
siempre.
Rousseff relató que frecuentemente le amenazaban
diciéndole que la iban a desfigurar golpeándola en el rostro y, en una ocasión,
un diente se le “pudrió” por un puñetazo, que le fue arrancado en otra sesión
de tortura.
Las sesiones de torturas fueron realizadas en el
Destacamento de Operaciones de Informaciones-Centro de Operaciones de Defensa
Interna (DOI-CODI) de Sao Paulo, el principal órgano de represión y tortura a
opositores políticos, y también en una cárcel de la ciudad de Juiz de Fora, en
el estado de Minas Gerais (sureste).
(Con información de EFE)
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