ADRIANA VEGA
El 24 de marzo de 1976 ocurrió un golpe
que lamentablemente muchos esperaban. y luego de un corto período de Isabel
Perón como presidenta, la dictadura militar de Argentina se instaló en el
gobierno blandiendo como distintivo su casco de calavera. Designando
como presidente de facto al criminal Videla se dispuso que la Armada, el
Ejército y la Fuerza Aérea formaran el futuro gobierno ilegítimo con igual
participación, dando lugar al autodenominado y sangriento “Proceso de Reorganización
Nacional”.
Perón había conocido a María Estela Martínez
en Panamá donde ejercía la profesión de copera, y esta mujer anodina, iletrada
e inexperta fue llevada por el General a la Vicepresidencia de la Nación
a instancias de López Rega, subalterno
reclutado por la Agencia Central de Inteligencia norteamericana (CÍA) hombre de
gran influencia sobre el matrimonio por sus dotes de adivino.
Socia del denominado Brujo que
la nombró Isabel alegando que dicho nombre atraía poder,
María Estela de Perón ocupó la Presidencia a poco de morir su
marido y luego fue detenida y trasladada a Neuquén por potestad de la
Junta de Comandantes Golpistas que
integraban Jorge Rafael Videla, Eduardo Emilio Massera y Orlando R. Agosti.
José Martínez de Hoz, destinado como
ministro de Economía por los insurrectos, anunció enseguida su plan para contener la inflación, detener
la especulación y estimular las inversiones extranjeras emprendiendo una
técnica neo liberal acorde con la
derecha colonialista argentina y en
contexto con los objetivos
militares propuesto por los tiranos. La deudas empresarias y públicas
se duplicaron y la privada se estatizó dividiendo la capacidad de
regulación estatal.
Con ese clima económico la Junta Militar
impuso el Terrorismo de Estado para desafiar y desaparecer las acciones
guerrilleras, arrasando con toda intervención popular. El régimen castrense
contuvo brutalmente a las fuerzas democráticas, políticas, sociales
y sindicales, con el objeto de inclinar y retorcer a la población mediante el terror e instituir el pánico imponiendo un orden provocador, cruelmente
tirano e inaugurando el oprobio más feroz que registró la historia de la
República Argentina. Nuestras Fuerzas Armadas, provenientes de San Martín,
Belgrano y Güemes que nos habían independizado de la colonia, se
convirtieron en verdugos y criminales de sus propios compatriotas. La
Patria dejó de ser tal para ser
un país dependiente del amo USA
regido por secuaces que se entrenaron en Panamá. El gobierno de la
Junta suspendió la actividad política, los derechos de los
trabajadores, intervino los sindicatos, prohibió las huelgas, disolvió el
Congreso, los partidos democráticos y destituyó a la Corte Suprema de Justicia.
Intervino la CGT, la Confederación General Económica (CGE) y suspendió la
vigencia del Estatuto del Docente. La Escuela de las Américas, operada por el
Ejército de los Estados Unidos se fundó
en Panamá en 1946 con el motivo de entrenar soldados latinoamericanos para
guerras y contrainsurgencias. Estos cuadros funcionaron como enfatizados violadores de los derechos
humanos en países latinoamericanos. A petición del presidente panameño Jorge
Illueca en 1984 fue traslada al Estado
de Georgia en USA descripta como "la base más grande para la
desestabilización en América Latina". El mismo año, un importante diario
panameño la denominó Escuela de Asesinos. Cientos de miles de latinoamericanos
fueron torturados, violados, asesinados, desaparecidos, masacrados y obligados
por la mano de soldados y oficiales de esa academia militar que persiguió
a educadores, creadores de sindicatos,
religiosos, líderes estudiantiles, pobres y campesinos que combatían por sus
derechos. Usaban manuales de entrenamiento para aplicar torturas, chantaje,
extorsión y ofrecían recompensa por enemigos muertos. Estudiantes, sindicalistas, intelectuales,
profesionales, mujeres y niños fueron secuestrados, asesinados y desaparecidos.
Numerosa gente se exilió. Con respecto a la sociedad clausuró locales nocturnos
de acuerdo a una moral mentirosa, ordenó el corte de pelo para los hombres y
prohibió los pantalones de invierno en mujeres con empleos estatales. Quemó
miles de libros y revistas y censuró los medios de comunicación apoderándose de numerosos organismos cuyo
ejemplo más destacado es el matutino Clarín. La Junta de Comandantes
Generales resolvió reprimir al que
difundiere, divulgare o propagare comunicados o imágenes provenientes de
asociaciones ilícitas, personas o grupos dedicados a actividades subversivas o
terroristas y reprimidas con la desaparición o muerte. El término “subversión”
comprendía a las organizaciones guerrilleras, activistas o simpatizantes de
cualquier movimiento de protesta o crítica social: obreros, universitarios,
comerciantes, profesionales, intelectuales, sacerdotes, empresarios y más...
No hubo errores ni excesos, sino un plan
premeditado que inició la guerra sucia y
la desaparición fue el método siniestro
de esas operaciones apocalípticas. El “objetivo” era secuestrado o chupado por
un comando paramilitar denominado grupo de tareas o patota que convertido en un
número sin garantía legal, quedaba a merced de sus captores. La acción planificada consistía en arrojar a los
desaparecidos al Río de la Plata adormecidos por sedantes desde aviones o
helicópteros militares. Enterrados en
fosas comunes o en tanques fijados con concreto. Fusilamientos y ocultamiento
de cadáveres, sin ninguna identificación. Se aumentaron centros clandestinos de
detención y torturas y en estos laboratorios escalofriantes se detenía, torturaba y
asesinaba en el centro de las ciudades con nombres funestamente célebres, como la
ESMA, el Vesubio, El Garage Olimpo, El Pozo de Banfield o La Perla. Existieron
340 centros repartidos por todas las regiones de la Patria utilizando locales,
dependencias policiales o en las fuerzas armadas acondicionadas como centros clandestinos de
detención. Las jaulas carcelarias escondidas poseían igual disposición:
zona de interrogatorios y tortura más la
Capucha donde se eternizaban hasta su hora de muerte los encadenados. Ser
secuestrado o “chupado”, según el lenguaje represor, daba como resultado el
fusilamiento o ser arrojado al río desde un avión o helicóptero.
La desaparición de
personas es una de las figuras más pavorosa. Oculta la identidad del
autor, no hay preso, ni cadáver, ni víctima y nadie es acusado. Se convierte la
ilegalidad en legitimidad y crea miles de desaparecidos. La Conadep constató
más de 9.000 casos. Los organismos de derechos humanos señalan 30.000, entre
ellos dos cubanos de la Embajada en
Argentina y una maestra nativa que impartía clases a los niños de los
funcionarios.
Hubo un plan persistente de apropiación
de niños robados a madres que daban a luz en los centros de detención.
Inscriptos como hijos propios por miembros de la dictadura militar, vendidos o
depositados en institutos. Los castrenses
autollamados sanmartinianos discurrieron que los hijos de desaparecidos no tenían derecho a la
identidad porque la subversión era hereditaria, se trasmitía a través del
vínculo familiar y eran genéticamente sediciosos.
La terrible operación “Noche de los
lápices” desarrollada entre agosto y
octubre de 1976 con el secuestro y
desaparición de jóvenes secundarios de La Plata, fue motivada por luchar en defensa del boleto estudiantil. Uno
de los tres aparecidos, Pablo Díaz, estuvo
en la escuela donde funcionaba como Directora quien esto
escribe. Ya eran tiempos de Alfonsín y
conversó con los alumnos de Séptimo Grado que leían el Nunca Más.
La dictadura de 1976 completó y
profundizó el esquema de persecución y exterminio que había comenzado
sistemáticamente con la Triple A, liderada por López Rega. ¿Todavía hoy quedan manos desocupadas? Por
supuesto, son los que no quieren los juicios ni un gobierno que los promueva.
El menemismo los alentó durante diez años mientras vendía el país.
Sus laboratorios del horror se
encontraban en el centro de las ciudades del país, con nombres tristemente
famosos, como ESMA, el Vesubio, Garage Olimpo, El Pozo de Banfield o La Perla.
Existieron 340 distribuidos por todo el territorio.
El triunfo de la selección argentina en
el Mundial de Fútbol establecido por la Junta Militar cubrió los objetivos porque los problemas del
estado pasaron a segundo plano y el título conseguido
mantendría velado por más tiempo lo que
estaba ocurriendo, en tanto USA designaba a estas dictaduras como
democráticas
Las cuestiones limítrofes entre la
Argentina y Chile y diferencias fronterizas fueron condicionadas
por sus respectivas autoridades (Videla y Pinochet, nada menos) y estuvieron a
punto de originar una guerra abierta.
El grupo de Madres de Plaza de Mayo
nació en 1977 y se convirtió en el más dinámico sector de obstáculo a la
dictadura.
En 1978,
el conflicto por el Beagle alcanzó su punto álgido. La Argentina y Chile firmaron el Acta
de Montevideo sometido a la mediación del Papa.
Fue aceptada en Argentina por
mediación del cardenal Samoré en 1984, cuando ya habíamos vuelto a la democracia
primaveral de Alfonsín que la derecha tampoco respetó.
En medio de la crisis política,
económica y social del régimen militar, el 2 de abril de 1982, tropas
argentinas recuperaron las islas Malvinas. La fuerza de tareas británica llegó
al Atlántico sur y comenzaron las hostilidades. El hundimiento del crucero
“General Belgrano” produjo 322 muertos.
Concluyó el 14 de junio con nuestra rendición
y selló el derrumbe político del régimen. El regreso de los soldados
arrojó sospechas. La derrota catastrófica de Malvinas y la muerte de centenares de jóvenes (más de 600), deterioraron el frente militar
y la reputación del ejército considerado el mayor responsable del nuevo
desastre.
La “mano de obra desocupada” apareció en los 80 desde una fracción que establecía que
con la democracia quedó sin trabajo.
De esto último aún quedan remanentes de
complicidad corporativa con los genocidas. Las corporaciones civiles, el poder
económico financiero, el poder real que tramó la estructura y los objetivos del
terrorismo de estado en nuestro país, en toda Latinoamérica y el Caribe no se
ha ultimado. Es el mismo que destruyó Irak, Afganistán, que motoriza al estado
sionista de Israel y todo el capitalismo en decadencia con planes de dominio
sobre las regiones que intentan salir de su ciénaga.
Mano de obra desocupada y mercenaria
para provocar el caos des estabilizante en nuestra tierra soberana que no
es otro el objetivo de los atentados que se vienen produciendo desde hace años,
y recientemente apuntaron a las Madres de Plaza de Mayo, a los demás organismos
de Derechos Humanos, a sus abogados y a miembros de las fiscalías y del
tribunal oral, a periodistas, etc.
La tarea de algunos perejiles de esa
mano de obra parecerían casos aislados, Pero están las marchas caceroleras
iracundas y violentas, como las de los proyectos de democratización de la
justicia, la eterna y superviviente des concientización del imaginario
colectivo por los medios informáticos hegemónicos La Nación, Clarín, Perfil,
Lanat, voceros de la banca y las corporaciones financieras internacionales a
tono con la realidad actual del clima político-social en nuestra amada
Argentina y consecuencia de las profundas crisis del capitalismo en general.
Vamos a variar ideas y
opinar como un singular colaborador en una fuente que trae de cabeza a
toda la población: CASO ANGELES ASESINADA MISTERIOSAMENTE: ¿Puede haber sido un
crimen realizado por la mano de obra desocupada que intenta impedir los
juicios?
Llamamos mano de obra desocupada a todos los
genocidas que hicieron desastres en la sociedad, la economía y la moral. Todo
esto se realizó con la anuencia de la derecha argentina, pro Inglaterra y USA.
Jorge Mangeri antes del crimen era un cacerolero que marchaba con la
“gente”, escribía cartas a Clarín en contra del gobierno, muy admirado en el edificio donde se lo consideraba
uno más por pensar igual, clase media con ambiciones económicamente altas como toda aspiración de
las derechas. ¿Un empresario paga la defensa?
La justicia argentina está plagada de
conjuntos que piensan igual y podría estar protegiéndolo o tal vez recibió
dinero. El móvil sería LA INSEGURIDAD antes de las elecciones. Lo del Ceance es
también característico porque la basura pertenece a una mafia que podría estar
implicada. Si la niña desaparecía como otras tantas, el móvil era la
inseguridad tan reclamada al gobierno de Cristina y una mano de obra desocupada
muy activa para impedir los juicios,
(hay operaciones singulares contra madres y abuelas) por eso el breve resumen sobre las
actividades de una Dictadura que terminó con el gobierno de Alfonsín, demócrata
sincero que quitaron del poder
obligándolo a juicios débiles e inconsistentes que Menem indultó. ¿Hubo dinero?¿Promesas de status, etc.? ¡Son
hipótesis dentro de una realidad, esta "gente" es capaz!
Como dice José Ingenieros “Cuando las
miserias morales asolan a un país, culpa es de todos los que por falta de
cultura y de ideal no han sabido amarlo como Patria porque vivieron de
ella sin trabajar para ella”
Buenos Aires 5 de agosto 2013