Símbolo innegable de la valentía del
pueblo vietnamita, Ho Chi Minh sigue siendo legado en el combate de las
naciones pequeñas por su independencia
Ho Chi Minh
durante la batalla de Dong Khe en 1950. Autor: Jean
Chesneaux
Sabiduría,
sencillez e integridad, tres componentes de una personalidad que marcó la lucha
anticolonial del siglo XX y sigue siendo legado en el combate de las naciones
pequeñas por su independencia y soberanía; alma de un pueblo, y símbolo
innegable de su valentía y amor por la libertad.
A ese
hombre, que vivió parte importante de su vida en la clandestinidad, se le
conoció por muchos nombres. El que obtuvo al nacer el 19 de mayo de 1890,
Nguyen Sinh Côn o Nguyen Sinh Cung, y los que se fue dando en los años duros de
quehacer revolucionario: Nguyen Tat Thánh y Nguyen Ái Quac. Cuando murió, el 2
de septiembre de 1969, hacía ya mucho tiempo que el mundo entero lo respetaba y
admiraba, y lo conocía y llamaba Ho Chi Minh, pero para su pueblo era más
natural, espontáneo y familiar nombrarlo: Tío Ho.
En esa
encarnación que fue de los anhelos y la determinación de los vietnamitas hay
acciones de todo tipo, textos, reflexiones y poemas —como los breves y tiernos
recogidos en el cuadernillo verde de su Diario de Prisión—; sin embargo, bien
pueden quedar resumidos en la carta a Lyndon B. Johnson. Este texto expresa
muchísimo más todo lo que podríamos decir de Ho Chi Minh y de su pueblo:
A su
excelencia Lyndon B. Johnson
Presidente
de los Estados Unidos de América
Excelencia:
Recibí su
mensaje el día 10 de febrero de 1967. Ésta es mi respuesta.
Vietnam se
encuentra a miles de kilómetros de Estados Unidos. Los vietnamitas nunca han
hecho ningún daño a EE.UU., pero EE.UU. ha intervenido de forma continuada en
Vietnam, en abierta contradicción con las promesas realizadas por su
representante en la Conferencia de Ginebra de 1954, y ha intensificado la
agresión militar contra Vietnam del Norte para prolongar la división de nuestro
país y convertir a Vietnam del Sur en una colonia y en una base militar. Desde
hace dos años, el gobierno de Estados Unidos mantiene una guerra contra la
República Democrática de Vietnam, un país independiente y soberano, con el
apoyo de sus fuerzas aéreas y navales.
El ejército
de Estados Unidos ha cometido crímenes de guerra, crímenes contra la paz y
contra la humanidad. En Vietnam del Sur, medio millón de soldados de EE.UU. y
de sus aliados utilizan el armamento más inhumano y las estrategias militares
más bárbaras posibles. Usan napalm, armas químicas tóxicas y gas para masacrar
a nuestros compatriotas, destruir las cosechas y arrasar pueblos enteros. Miles
de aviones de EE.UU. han arrojado cientos de miles de toneladas de bombas sobre
Vietnam del Norte, destruyendo ciudades, pueblos, industrias y colegios.
En su
mensaje parece lamentar el sufrimiento y la destrucción que sufre Vietnam.
Permítame entonces que le pregunte quién ha cometido esos monstruosos delitos.
Ha sido Estados Unidos, y sus aliados. El gobierno de Estados Unidos es el
único responsable de la gravísima situación que se vive en Vietnam.
La agresión
militar de EE.UU. contra el pueblo de Vietnam constituye un desafío a todos los
países, una amenaza para el movimiento de independencia nacional y un grave
peligro para la paz en Asia y en el resto del mundo.
Los
vietnamitas aman profundamente la independencia, la libertad y la paz. Pero se
han levantado como un solo hombre ante la agresión de Estados Unidos, sin temor
a los sacrificios ni a las penalidades. Están decididos a seguir resistiendo
hasta conseguir la verdadera independencia, la libertad y la paz. Nuestra justa
causa despierta el apoyo y un fuerte sentimiento de solidaridad entre los
ciudadanos de todo el mundo, incluidos muchos sectores de la sociedad
estadounidense.
El gobierno
de Estados Unidos ha desatado una guerra contra Vietnam y la agresión debe
cesar. Es la única forma de restaurar la paz. El gobierno de Estados Unidos
debe detener sus bombardeos y todos los demás actos de guerra contra la
República Democrática de Vietnam, definitiva e incondicionalmente. Debe retirar
de Vietnam del Sur a todas sus tropas, propias y aliadas; reconocer al Frente
Nacional de Liberación de Vietnam del Sur, y permitir que sean los ciudadanos
vietnamitas quienes solucionen sus propios asuntos.
Esta es la
base de los cinco puntos que mantiene el gobierno de la República Democrática
de Vietnam, y que incluyen los principios esenciales de los Acuerdos de Ginebra
de 1954 sobre Vietnam. Es la base de una solución política adecuada al problema
de Vietnam.
En su
mensaje sugería el establecimiento de conversaciones directas entre la
República Democrática de Vietnam y Estados Unidos. Si el gobierno de EE.UU.
desea realmente dialogar, debe detener en primer lugar y de forma incondicional
sus bombardeos y todos los demás actos de guerra contra la República
Democrática de Vietnam. Sólo después de un cese incondicional de los bombardeos
y de todos los demás actos de guerra contra la República Democrática de
Vietnam, podrán los dos países iniciar conversaciones y dialogar sobre las
cuestiones que nos afectan.
Los
vietnamitas no se rendirán nunca ante la agresión, y no aceptarán
conversaciones bajo la amenaza de las bombas.
Nuestra
causa es absolutamente justa. Sólo cabe esperar que el gobierno de Estados
Unidos actúe de forma racional.
Atentamente,
Ho Chi Minh