Un contexto adverso vive la nación bolivariana de cara a las
próximas elecciones parlamentarias. Escenarios, posibles desafíos para Caracas
y el contexto actual de América Latina, son analizados por Alí Rodríguez Araque
con JR
Alí Rodríguez
Araque, Embajador de Venezuela en Cuba. Autor: Roberto
Suárez
Venezuela se encamina hacia
un nuevo y decisivo momento de su historia revolucionaria. El próximo 6 de
diciembre se juega la mayoría parlamentaria que tiene hace ya varios períodos y
que constituye, según afirmó recientemente el presidente Nicolás Maduro, «un
seguro para nuestro pueblo, para la estabilidad del país».
Para continuar con la
construcción de una patria libre, con inclusión y para darle la espalda a las
pretensiones derechistas de reimplantar políticas que durante siglos llevaron
al país al abismo político, económico y social, es necesario mantener esa
mayoría.
Sobre el escenario real en
que Venezuela se vuelca hacia este capítulo, conversa con Juventud Rebelde Alí
Rodríguez Araque, el embajador venezolano en Cuba y profundo político,
bolivariano, latinoamericano y chavista.
Aunque, dice, en «política no
es bueno hacer especulaciones» ni «adoptar posiciones triunfalistas», Alí
vislumbra el 6 de diciembre como otro día de victoria para Venezuela.
—¿Cómo llega el Partido
Socialista Unido de Venezuela (PSUV) a estas parlamentarias del 6 de diciembre
próximo?
—Como lo explicó el
presidente Nicolás Maduro hace solo algunos días, este es un año muy difícil.
Estas elecciones se van a realizar en el año más complicado que le ha tocado
enfrentar al PSUV y, en general, al proceso revolucionario venezolano. Aunque
él no dio muchas explicaciones sobre el porqué de esta afirmación, si uno se
detiene un poco se encuentra primero con un problema económico de importancia.
«Después de un auge de los
precios del petróleo que duró cerca de 15 años, ahora se ha estabilizado en
alrededor de 50 dólares el barril cuando en el país está estimado sobre los 60
dólares. Es decir, que partimos de un problema deficitario que generalmente se
cubre con la emisión de dinero, cuando la economía lo soporta, o con préstamos
e impuestos para poder establecer un balance entre ingresos y gastos.
«Tenemos un problema
históricamente estructural en Venezuela y es que el grueso de los productos que
se consumen en el país, es importado, gracias a que siempre tuvo una gran
capacidad de importación por los ingresos en dólares obtenidos por la venta de
petróleo. Pero esa baja de ingreso también baja el poder de importación.
«Ese es el problema, muy
esquemáticamente, en el ámbito económico que, con sus impactos sociales, crea
inevitables consecuencias para la población. Ese es el escenario en el cual se
van a realizar las elecciones.
«También se tiene que
analizar la correlación de las fuerzas políticas. No hay dudas de que la
oposición, producto de haber controlado los medios de comunicación, de tener
ese apoyo descomunal en medios internacionales, conserva cierto peso en
Venezuela que no se puede despreciar. Pero ellos tienen dos grandes
debilidades, entre muchas otras, que se pueden destacar como relevantes.
«En primer lugar, no tienen
un proyecto político que presentarle al país. En lugar del proyecto chavista,
¿qué presentan ellos como propuesta al país, en temas tan sensibles como la
política petrolera y, muy particularmente, en las políticas sociales? Silencio.
No hay propuestas.
«La oposición centra su
discurso en el «anti», solo eso, no hay propuestas. Ese es un vacío muy grande
que tiene y que se suma al del liderazgo endeble que han logrado y presentado.
Y están, además, muy castigados por las contradicciones y los conflictos
internos.
«Del lado de la Revolución
tenemos un líder reconocido por todos con un alto apoyo popular y que tuvo,
incluso, el respaldo del propio Comandante Hugo Chávez antes de su muerte.
«Destacable, sin dudas, es
observar cómo en los candidatos que fueron elegidos por las bases como
aspirantes a la Asamblea Nacional, está brotando un fervor joven muy
importante. Es decir que las generaciones revolucionarias de relevo están ahí y
van creciendo considerablemente».
—Ha sido un año difícil para
Venezuela, como usted ha afirmado. Problemas económicos, intentos
desestabilizadores desde dentro y fuera… ¿Qué repercusión podría tener en estos
comicios?
—Hasta las acciones que se
han desplegado en el ámbito internacional —particularmente desde Estados Unidos
y, muy en especial, este decreto ley de Obama que declara a Venezuela como una
amenaza para EE.UU., que es de un primitivismo extremo— genera, por
supuesto, un rechazo unánime de la población, al punto que, hasta la propia
oposición, con todo lo miserable que es desde el punto de vista ideológico y
político, la ha rechazado.
«Todo esto permite al pueblo
identificar muy bien la acción que particularmente desde Estados Unidos y muy
relevantemente desde España intentan contra Venezuela. Son métodos rechazados
por la aplastante mayoría del pueblo venezolano, que ha desarrollado un
alto grado de politización, un alto grado de desarrollo de su conciencia. Esa
fue la gigantesca labor pedagógica que hizo Hugo Chávez y que dejó como uno de
sus principales legados.
«En lo interno, hemos
descrito la situación y el problema es que la oposición, al no poder tener una
actitud claramente definida frente a las acciones imperialistas e
intervencionistas, se va desprestigiando y no tiene asidero en términos de
soberanía nacional, incluso, en términos de dignidad nacional.
«De manera que, sin adoptar
actitudes triunfalistas que siempre son muy peligrosas, creo que este año el
chavismo va a obtener una nueva victoria. Esto, sin grandes aspiraciones, ni
con un optimismo crónico, sino haciendo un análisis lo más objetivo posible.»
—¿Cuál sería el escenario si
no se obtuviera esa esperada mayoría parlamentaria?
—Estaríamos, sin dudas,
frente a un período más complicado y difícil, porque la oposición ha venido
postulando siempre la idea de interrumpir la gestión de Nicolás Maduro y
una situación así —que no creo que se dé, hablamos de manera hipotética—,
crearía mucha obstrucción en el Parlamento, por supuesto para el tema de la
aprobación de los presupuestos, tomar decisiones, dictar leyes… Es decir, todo
un conjunto de medidas que tienen que pasar por la aprobación del Parlamento.
Se crearía una nueva situación más compleja.
Nuestra América tiene un nuevo rostro
Desde inicios de junio,
grupos de ultraderecha adversos a la gestión del presidente Rafael Correa
desatan manifestaciones en la capital y otras regiones con el fin crear zozobra
y boicotear la gestión del mandatario. Dos proyectos de ley que buscan una
mejor distribución de las riquezas en el país y frenar la acumulación de
capitales con miras a construir un Ecuador más justo y equitativo, es la
justificación para generar el caos.
—A su juicio, ¿se está
repitiendo la misma fórmula en Ecuador que en Venezuela?
—Es bastante similar, la
misma estrategia. Hay que tomar en cuenta que a lo largo de los últimos
años está en pugna la gran estrategia, la gran fuerza de la integración que ha
provocado un cambio de rostro en América Latina y, sobre todo, en Sudamérica.
Hoy el grado de conciencia política, el surgimiento de nuevos liderazgos
(Néstor Kirchner, en Argentina; Luis Inacio Lula Da Silva, en Brasil; el
Comandante Hugo Chávez, en Venezuela y todos los que siguen apareciendo), ha
dado una nueva idiosincrasia política a la sociedad sudamericana.
«Bolívar, por ejemplo, fue
desde Caracas hasta el Alto Perú y la idea que prevaleció en esa gesta
independentista fue la de la unidad. Colombia ocupaba el territorio de
Venezuela, la actual Colombia, Panamá y Ecuador. Una nación con un peso
considerable en el escenario regional y mundial que también algunas oligarquías
internas intentaron socavar.
«Pero ha renacido el espíritu
de unidad, de integración. Surgió la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur),
la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) e, insisto,
Nuestra América tiene un nuevo rostro.
«De manera que Ecuador forma
parte de esa corriente integracionista, patriótica, soberana y obviamente
genera conflictos. Por ejemplo, cuando en noviembre de 2005 el entonces
presidente de los Estados Unidos, George W. Bush, durante las históricas
jornadas en la IV Cumbre de las Américas en Mar del Plata, ve hundirse su
intención de implementar un Área de Libre Comercio en la región (ALCA),
entonces busca otras estrategias para desestabilizar a nuestros países y tratar
de aislarlos internacionalmente.
«Pero toda esta estrategia de
aislamiento ha fracasado y eso acentúa mucho la línea de desestabilización, que
es lo que está ocurriendo en Ecuador.
«No obstante, estoy seguro,
Correa está muy bien sembrado dentro de los sectores populares con sus
políticas, tanto soberanas como de distribución del ingreso ecuatoriano hacia
los sectores más humildes, y hay bastante razones para pensar que saldrá
triunfante de esta nueva crisis porque, además, cuenta con el apoyo de los
pueblos de Nuestra América.
—Se cumple el X aniversario
de Petrocaribe, mecanismo de cooperación impulsado por Venezuela e ideado por
Hugo Chávez que ha mejorado la vida en muchas naciones caribeñas. ¿Es este
proyecto muestra de este nuevo rostro latinoamericano?
—Cualquiera que revise las
cifras al respecto encontrará la razón de ser de una política que no fue tratar
de sacar provecho de las necesidades energéticas de estos países, sino por el
contrario, desarrollar una política con facilidades de pago, de apoyo al
desarrollo de la infraestructura para el sector energético y eso es, obviamente,
muy reconocido por todos los países que integran Petrocaribe. Pero además se
desarrollan en estos países proyectos sociales, en varios de los cuales
participa Venezuela.
«Es, en concreto, una
expresión de la política de solidaridad que va más allá del discurso que
generalmente acompaña un planteamiento político».