Jorge Gómez Barata
¿Qué
pasará en la Cumbre de las Américas?
―El
primer día nada y el segundo todo habrá
terminado.
La
cita será notoria por la presencia del presidente Raúl Castro y habrá
expectación por ver cómo interactúa con Obama. Tal vez la reunión trascienda
por la rectificación de la política norteamericana respecto a Cuba y por la
roncha que ha levantado un desafortunado decreto imperial contra Venezuela.
Quizás Barack Obama ofrezca alguna explicación (nadie espere una excusa) o
saque un as de la manga.
La
Cumbre de las Américas no es más que una reunión de la OEA, tan intrascendente
como cualquiera otra, aunque ahora matizada por los aires de un cambio de
época. No hará falta esperar el veredicto histórico. Viviremos para verlo.
LA HISTORIA NO CONTADA DE LA OEA
En
los días finales de la II Guerra Mundial cuando desde direcciones opuestas las
tropas soviéticas y norteamericanas (entonces aliadas) marchaban sobre Berlín,
en las conferencias de Dumbarton Oaks y San Francisco se redactaba lo que sería
la Carta de la ONU.
Pocas
veces se recuerda que entonces, la mayor parte de Europa estaba ocupada por los
nazis o sus gobiernos se habían comprometidos con ellos, lo mismo ocurría en
Asia, mientras casi todos los países africanos eran colonias. De los 49
fundadores de la ONU, veinte (20) fueron latinoamericanos*
Cuando
en 1945 el borrador de la Carta fundacional estuvo listo, en bloque los
diplomáticos latinoamericanos, entonces liderados por Alberto Lleras Camargo*,
se opusieron a la “cláusula de unanimidad”, según la cual el uso de la fuerza
solo podía ser acordado con el voto unánime de los miembros permanentes del
Consejo de Seguridad lo cual, automáticamente, otorgaba a cada uno de ellos
“potestad de veto”.
La
insistencia de los Cinco Grandes (Estados Unidos, Unión Soviética, Gran
Bretaña, China y Francia) y la oposición latinoamericana amenazaban con hacer
fracasar los esfuerzos de Franklin D. Roosevelt para fundar la ONU.
A
los representantes latinoamericanos, celosos de su soberanía y herederos de una
tradición diplomática forjada en más de 100 años de independencia, les parecía
insólito y ofensivo que, en caso de que en la ONU fuera necesario examinar
algún asunto de la región, la decisión se supeditara al criterio de Stalin,
Chiang Kai-shek o de cualquier otro gobernante extranjero.
Así,
antes de que existiera la Guerra Fría, surgió la preocupación por una
intromisión “extracontinental”.
En
la búsqueda de un arreglo que solucionara aquel desacuerdo que podía hacer
fracasar no sólo un esfuerzo de años, sino toda la filosofía para el
ordenamiento del mundo de posguerra, por invitación del presidente mexicano
Manuela Ávila Camacho, entre febrero y marzo de 1945, en Chapultepec, se
efectuó la Conferencia Interamericana sobre los Problemas de la Guerra y la
Paz, en la cual se acordó adoptar una política propia y común en asuntos de
defensa.
Con
esas precisiones, aceptadas por Estados Unidos, como una concesión a cambio de
la aceptación del veto o como premio de consuelo, surgieron la OEA y el Tratado
Interamericano de Asistencia Recíproca (TIART) creados para dar una solución
latinoamericana a los conflictos regionales, incluso cuando tuvieran
implicaciones militares.
De
ese modo se encontró una fórmula que virtualmente excluía a la ONU de los
asuntos latinoamericanos y se evadía la aplicación del veto. La idea no era
mala. El error fue incluir a Estados Unidos, cuya presencia hegemónica
introdujo de contrabando lo que se había querido evitar.
La
historia se torció, las oligarquías se plegaron y la OEA, instancia nacida de
una voluntad de independencia frente a los poderes imperiales, se transformó en
lo que no quería ser: un ministerio de colonias norteamericano.
Tal
vez en Panamá donde según cuentan ronda el espíritu de Bolívar, renazca el de
Chapultepec, donde además de Niños Héroes, hubo diplomáticos dignos y lúcidos.
Hay tiempo para todo, incluso para rectificar. Allá nos vemos.
La
Habana, 06 de abril de 2015
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*De los
49 fundadores: dos Ucrania y Bielorrusia entonces no existían como estados
independientes, mientras Polonia, Francia, Dinamarca, Bélgica, Checoslovaquia, Grecia, Noruega apenas
participaron en los trabajos por estar ocupadas por los nazis o lo hicieron
como “gobiernos en el exilio”.
*Alberto
Lleras Camargo (1906-1990), político, periodista, diplomático y académico liberal colombiano, presidente de la
República (1945-1946; 1958-1962). Embajador en Estados Unidos. Primer
secretario de la Organización de Estados Americanos (OEA).