Por Manuel E. Yepe
Por primera vez en la historia de la diplomacia estadounidense, la
superpotencia única mundial se está viendo implicada en la discusión de temas
sobre los derechos humanos en su propio país.
Ello ocurre en el marco de las conversaciones entre Estados Unidos y
Cuba derivadas del anuncio simultáneo el 14 de diciembre de 2014, en La Habana
y Washington, de que ambas naciones habían acordado debatir bilateralmente el
camino hacia la normalización de sus relaciones.
La iniciativa de discutir estos temas partió de la parte cubana, que
tantas veces se ha visto acosada por gigantescas campañas difamatorias de
Estados Unidos sobre esa cuestión pero jamás ha contado con un escenario que le
garantice la posibilidad de hacer oír sus verdades en un debate “despolitizado”
y limpio, fuera de los marcos de la campaña que libra Washington sobre este
tema contra los países del Tercer Mundo desde que concluyó la “guerra fría”.
Aunque estas conversaciones sobre derechos humanos han sido calificadas
como “de nivel técnico”, se dijo que la estructura de las pláticas ofrecería
espacio para un diálogo preliminar sobre los tópicos que preocupen a Cuba sobre
el tema de los derechos humanos en Estados Unidos.
En ese contexto, Cuba expresó preocupación por las pautas
discriminatorias y racistas que se manifiestan en la sociedad estadounidense,
la intensificación de la brutalidad policial, la tortura y las ejecuciones
extrajudiciales que se generan en la lucha contra el terrorismo, así como por
la persistencia de violaciones de los derechos laborales y sindicales de los
norteamericanos. El limbo legal en que se encuentran los prisioneros
encarcelados en la ilegal base militar de Estados Unidos en el territorio
cubano de la Bahía de Guantánamo fue igualmente motivo de la preocupación
cubana.
La delegación cubana abogó, además, por la indivisibilidad,
universalidad e interdependencia de todos los derechos humanos, en alusión a
los derechos alimentarios, al trabajo, a la diversidad cultural y, en especial,
a decidir sobre cuál sistema económico, político, y social prefieran
soberanamente sus pueblos para el ejercicio de sus democracias.
Ha trascendido que Cuba condenó la manipulación del tema de los derechos
humanos que ha hecho Estados Unidos para estigmatizar a aquellos países que no
coinciden con su estrecha concepción de la democracia, a la que solo admite
como tal si es capitalista, siendo que el capitalismo es casi la negación de la
democracia o, al menos, un sistema cuyos principios básicos son mucho más
discordantes con la democracia que los del socialismo.
En el contexto de la defensa de los derechos humanos a escala mundial,
Cuba mostró sus logros en la promoción y protección de todos los derechos
humanos, no solo de los cubanos, sino también de los pueblos de numerosas
naciones con las que Cuba ha cooperado en materia de salud, educación y otras
esferas.
Se hizo patente el contraste entre la generosidad con que la Isla
moviliza y envía ejércitos de médicos y personal de la salud a países que lo
han necesitado y solicitado de manera directa o a través de organizaciones
internacionales de salud, y el uso por parte de Estados Unidos de similares
circunstancias para enviar a otros países sus soldados o instalar bases
militares que luego tienden a hacerse permanentes.
Cuba valoró el encuentro en curso como profesional, respetuoso, y
demostrativo de que “es posible que los dos países se relacionen de manera
civilizada” y Estados Unidos lo ha hecho en términos similares.
Los derechos humanos no son ni naturales, ni únicos, ni eternos, ni
divinos. No son abstractos, son derechos concretos que cada país reconoce,
otorga y regula de conformidad con su historia, sus concepciones, su ideología
y su voluntad en virtud del principio de la autodeterminación.
Sin dudas trascenderá en las conversaciones con sus vecinos del Norte
que el Estado cubano preserva el derecho a una vida decorosa y digna de las
personas no solo con disposiciones legales, sino con todo un conjunto de normas
que responden y expresan una realidad social y que se refieren a derechos
fundamentales.
La protección de los derechos fundamentales de los ciudadanos en el
proyecto socialista cubano descansa en garantizar su realización mediante el
aseguramiento de los derechos sociales a la salud, a la educación, a la
seguridad social, a la cultura, a la ciencia, al deporte, a la recreación. Y
junto a ellos, los derechos políticos, cuyo ejercicio está explícito en el
papel ciudadano en las transformaciones económicas y sociales del socialismo,
el proyecto más concreto que haya avanzado hasta hoy la Humanidad en su camino irrenunciable hacia
una democracia verdadera.
La Habana, Abril 26 de 2015