Ollantay Itzamná
Uno de los legados
involuntarios de la última globalización cultural occidental es justamente la
glocalización (despertar de las identidades particulares diferenciadas). El
presente siglo, en comparación, a los anteriores, es y será testigo de
diferentes procesos de reconstitución indentitarias y territoriales de los
pueblos indígenas, dentro y fuera de las fronteras de los bicentenarios estados
republicados de la región.
En y desde diferentes puntos
geográficos del Abya Yala, los pueblos despojados y subalternizados construimos
caminos de emancipación con diferentes dinámicas, aprovechando los intersticios
o descuidos que el sistema-mundo-occidental siempre deja en su intento de
hegemonía cultural.
Dichos caminos están
fundamentados en los derechos colectivos de los pueblos indígenas establecidos
en el derecho internacional y en algunos ordenamientos jurídicos internos de
los países. Específicamente, el derecho a la consulta previa, libre e informada
es una de las mejores herramientas jurídicas que los pueblos utilizamos para
hacer prevalecer nuestros derechos ante los intereses empresariales foráneos en
nuestros territorios.
Si bien los procesos de
reconstrucción identitaria, tanto individual como colectivo, han tenido avances
significativos en los últimos años, sin embargo, existen agendas postergadas
pendientes que ayudarían, en buena medida, dar un salto cualitativo de los
derechos culturales hacia ejercicio de los derechos políticos de los pueblos.
Entre estas agendas pendientes están:
Recuperación de tierras y territorios para hacer frente a la
expansión del capitalismo de acumulación por despojo
En los últimos años, los
estados nacionales se han sometido al expansionismo global del capitalismo
neoliberal. Ya no hay Estado que proteja y defienda la vida, la dignidad y la
soberanía de los pueblos. Mucho menos, la preservación del sistema-tierra.
En estas circunstancias, la
lucha por la restitución de los territorios indígenas no es únicamente un
asunto económico, ni sólo para el ejercicio del poder indígena, sino es sobre
todo para proteger la Vida en y desde los territorios.
Instaurar estados plurinacionales con autonomías indígenas
En el marco normativo de los
estados naciones mestizos vigentes no es posible la garantía, ni el ejercicio
de los derechos colectivos de los pueblos indígenas.
Los estados nacionales son
esencialmente monoculturales y centralistas, donde los pueblos indígenas
subsistimos sin Estado (sin derechos), e incluso en contra de la voluntad de
éste. Por ello, es urgente transformar los estados mestizos en estados
plurinacionales, descentralizados y con autonomías de territorios indígenas.
Para que los pueblos
disfrutemos y ejerzamos nuestros derechos colectivos, los territorios indígenas
deben ser autónomos política, legislativa, jurídica, económica, cultural y
administrativamente. Todo esto debe estar dispuesto expresamente en las
constituciones políticas de los estados plurinacionales.
Disputar la hegemonía de la modernidad desde la propuesta del
Buen Vivir
La racionalidad lineal
simplificadora se ha impuesto en el planeta como el único modo de ver y
explicar el mundo. De allí, la supremacía de la ciencia occidental como la
ciencia universal. Eso pasa también con el método de la construcción del
conocimiento, con el conocimiento escrito, etc.
La modernidad tecnológica, en
la medida que se ensancha como estilo de vida, a acelerado los procesos
devastadores en contra de nuestra Madre Tierra.
Nuestra Madre Tierra necesita
tiempo, pausa, descanso, para restaurar sus condiciones vitales y reequilibrar
su temperatura adecuada. Para esto debemos de cambiar nuestros hábitos de
consumo. Dejar de soñar con ser ricos, vivir con austeridad y restaurar la
convivencia equilibrada en la comunidad cósmica. Éste es el camino hacia
el Buen Vivir.
Restaurar el rol de la comunidad humana dentro de la comunidad
cósmica
Las y los indígenas tenemos
el gran desafío de pensar, sentir y actuar con lógicas comunitarias.
Necesitamos ser más defensores que líderes, más cooperantes que competentes,
ser más comunidad que individuos.
La lógica y el modo de estar
comunitario debe reextenderse a nuestro modo de convivencia en y con la
comunidad cósmica, donde el sujeto de derechos ya no sólo seamos los humanos,
sino también el resto de los seres materiales y espirituales. Debemos
restaurar nuestra misión de cuidadores y puentes simbólicos en el tejido de la
comunidad cósmica.
Superar el monoteísmo y antropocentrismo
Los humanos (varones) nos
creemos el centro (medida) de toda la casa cósmica porque creemos que somos los
únicos predilectos (imagen y semejanza) del único Dios verdadero. De esta falsa
conciencia antropocéntrica nace el individualismo liberal consumópata que cree
que toda la natura está a su disposición para saquear.
El antropocentrismo macho,
blanco y rico es la base de todos los intentos criminales de la anulación
sangrienta de la comunidad humana multicural en el planeta. Por ello, restaurar
y ampliar/profundizar nuestras ecoespiritualidades plurales y abiertas, y
trascender hacia un modo de pensar, sentir y actuar cosmocéntrico es nuestra
tarea urgente.
Superar los dispositivos coloniales aprehendidos
Es fundamental avanzar de los
derechos culturales (muchas veces folclorizadas) hacia el ejercicio de los
derechos políticos. Tierra y territorio con autonomía, autodeterminación de los
pueblos, consulta previa, etc., son caminos que necesariamente debemos
recorrerlos como pueblos.
Si lo indicado hasta ahora ya
son caminos empinados, los caminos de transformación hacia adentro son igual o
más difíciles aún. Debemos matar al colonizador racista, machista, monoteísta,
clasista, antropocéntrico que habita en cada uno de nosotros/as
¿Cómo hacer que las y los
indígenas, a mayor grado de educación académica y “ascenso” social, no sigamos
reproduciendo endémicos males como el racismo, clasismo e individualismo
instalados en y por el sistema? ¿Cómo hacer que a mayor oportunidad de acceder
a espacios de tomas de decisiones no seamos prepotentes, avaros e insensibles
con los nuestros y los otros? ¿Cómo hacer que en la medida que los patrones nos
permitan a su mesa no miremos con desprecio, ni desdén a nuestros hermanos/as
despreciados por los patrones?
¿Cómo estar en el sistema sin
aprehender, ni reproducir/defender los vicios del sistema como virtudes
idealizados? Estos y otros son desafíos casi existenciales para salir de la
condición de la colonialidad en la subsistimos.