Por Dr. Néstor
García Iturbe
Recientemente
me encontré en la Habana un antiguo compañero de la universidad que desde hace
varios años reside en Estados Unidos.
Después de
los saludos de rigor y las preguntas por el estado de la familia, lógicamente
le pregunte el motivo de su viaje a Cuba, la respuesta fue concreta, por las
visas Trump.
Su respuesta
me hizo recordar algunos sistemas de visa establecidos en Estados Unidos a los
cuales se les conoce por el nombre de una persona, por ejemplo, los que aplican
a visa por tener altos conocimientos de una materia, que pueden ser de gran
utilidad para el país se plantea que reciben una visa Einstein.
Después de
explicarle lo que conocía de ciertas visas que reciben el nombre de una
persona, indague el motivo de que estuviera en Cuba por una visa Trump.
Muy
sencillo, me dijo. Hace más de cuatro años que no veo a mi madre, la cual,
aunque está fuerte, tiene ya una edad avanzada, lo que no le impide ir al
Tai-Chi y al círculo de abuelos. Tampoco le impedía viajar a Estados
Unidos para visitarme por dos o tres semanas y de paso ver a sus nietos, lo
cual ya ha hecho en dos ocasiones.
El problema
es que antes ella hacía su colita en la Embajada, aquí en la Habana, pagaba los
160 dólares, le negaban la visa y perdía el dinero, pero casi siempre en la
segunda oportunidad le daban la visa, por lo que los trámites me costaban 320
dólares, más el pasaje ida y vuelta en avión y otros pequeños gastos, por lo que
la visita me costaba cerca de mil dólares.
Ahora el
inteligente de Trump, dejándose llevar por lo peor del exilio y utilizando el
estúpido pretexto de la agresión sónica, que nadie se lo ha creído, estableció
que visas como la que solicita mi madre será expedidas en Colombia.
Primeramente
es necesario pedir una visa a Colombia para poder viajar a dicho país, que
además del costo de la visa, se requiere un pasaje Habana-Bogotá. Se
plantea que la estancia en Colombia debe calcularse de aproximadamente tres
semanas, si tienes suerte, para lo cual debes alquilar un hotel o rentar una
habitación en una casa particular. Si finalmente recibe la visa, entonces sacas
otro pasaje de avión, en este caso Bogotá –Miami.
Toda esta
operación, realizada en el menor tiempo posible, cuesta un poco más de
dos mil quinientos dólares, más el riesgo de tener a mi madre en Bogotá, donde
no tiene amigos ni conocidos y existe un alto nivel de criminalidad, por lo que
la pueden asaltarla e inclusive matarla para robarle. Esa es la visa Trump.
Claro está
que no dispongo de tanto dinero para sufragar ese tipo de viaje, ni estoy
dispuesto a que mi madre se arriesgue de esa forma, es por eso que decidí
viajar yo a la Habana para verla, traerle alguna pacotilla y alquilar un hotel
en Varadero por tres o cuatro días para descansar ambos. Esto me
resultará más barato que el viaje por Colombia y una buen parte del dinero se
quedará en Cuba, gracias a las visas Trump.
Antes de
despedirnos le pregunté ¿Tienes alguna idea de cómo esto se reflejará en
las próximas elecciones, las de noviembre de este año?
La respuesta
no se hizo esperar. Tú sabes cómo somos los cubanos, cuando alguien te
fastidia, es posible que hasta te rías, pero la espinita se te quedó clavada
dentro y cuando menos la otra persona se lo espera, le cobras la cuenta. Yo
creo que eso es lo que va a pasar en la elecciones de noviembre.
La Habana, 5
de marzo del 2018