Por Manuel E.
Yepe
A
fines de noviembre, el presidente Donald Trump anunció que Washington ha
retirado su reconocimiento a Nicolás Maduro como presidente de Venezuela y se
lo ha dado al jefe de la Asamblea Nacional en desacato, José Guaido. De esa
forma, Estados Unidos apoyará abiertamente el cambio de régimen en Caracas, lo
que ha sido hace tiempo un caro anhelo de los neocons y puede convertirse en
una pesadilla para Trump.
¿Por
qué actúa así el Presidente estadounidense?, se pregunta en su blog Ronald
"Ron" Paul, politólogo de la Universidad de Georgia, miembro del
Partido Republicano y ex representante a la Cámara en el Congreso de Estados
Unidos, quien ha captado el mayor registro de votos conservadores para un
representante en el Congreso desde 1937.
Ha
sido llamado el "padrino intelectual" del Tea Party. Ha conseguido notoriedad por sus posiciones
libertarias en muchos temas políticos, chocando a menudo con los dirigentes de
los partidos republicano y demócrata. Paul se ha postulado tres veces para la
Presidencia de los Estados Unidos, en 1988 como candidato del Partido
Libertario y en 2008 y 2012 como republicano.
“Según
el Departamento de Estado yanqui, la Administración actuará así para ayudar a
hacer cumplir la Constitución venezolana. ¡Ni que estuvieran tan ansiosos por
hacer cumplir su propia Constitución!”, ironizó Ron Paul el 29 de enero en su
blog.
Es
cáustico que Trump, un presidente que ha pasado los primeros dos años en el
cargo luchando contra las acusaciones de que un país extranjero se inmiscuyó en
las elecciones de EEUU, no sólo se entrometa en unas elecciones extranjeras,
sino que también se arrogue el derecho de nombrar al presidente de un país
extranjero ¿Cómo reaccionaríamos si los chinos y los rusos decidieran que el presidente
Trump no está defendiendo la Constitución de Estados Unidos y reconocieran a
Nancy Pelosi como presidenta de Estados Unidos?, se pregunta Paul.
Incluso
aquellos que quisieran ver un cambio de gobierno en Venezuela deberían rechazar
cualquier noción de que el cambio debe ser "ayudado" por Estados
Unidos. Según informes de prensa, el vicepresidente Mike Pence estaba tan
involucrado en asuntos internos venezolanos que en realidad instó a Guaido a
que se nombrara a sí mismo presidente y prometió el apoyo de Estados Unidos.
Esto no sólo es una tontería, sino que es muy peligroso. Una guerra civil
venezolana resultaría en muerte masiva y aún más miseria económica.
El
cambio de régimen ha sido durante mucho tiempo la política de EEUU para
Venezuela. Estados Unidos ha estado llevando a cabo una guerra económica
prácticamente desde que el predecesor de Maduro, Hugo Chávez, fue elegido por
primera vez en 1998. El objetivo de las sanciones de Estados Unidos y otras
medidas contra Venezuela y otros países en la mira de Washington es hacer la
vida tan miserable para el ciudadano medio que se levante y derrote a sus
líderes. Pero, por supuesto, una vez que lo hagan, deben reemplazar a esos
líderes con alguien aprobado por Washington.
Recuerden
–escribe Paul- después de la "Primavera Árabe" en Egipto, cuando el
pueblo se levantó y derrocó a su líder, pero luego eligió al candidato
"equivocado". El ejército se mudó y depuso al presidente electo y lo
reemplazó con uno aprobado por Washington. El entonces Secretario de Estado
John Kerry llamó a eso "restaurar la democracia".
Es
tragicómico –dice Ron Paul- que Trump haya nombrado al criminal convicto Elliot
Abrams como su persona clave para "restaurar la democracia" en
Venezuela. Abrams desempeñó un papel clave en el asunto Irán-Contra y llegó a
ser uno de los principales artífices de la desastrosa invasión estadounidense
de Irak en 2003. Su papel en la promoción de la horrible violencia en América
Latina en la década de 1980 debería descalificarlo para volver a ocupar cargos
públicos.
En
lugar de este golpe de estado, una mejor política nuestra para relacionarnos
con Venezuela en los últimos 20 años habría sido una de compromiso y comercio. Si realmente creemos en la
superioridad de un sistema de libre mercado, también debemos creer que sólo
podemos predicar con el ejemplo, no forzando nuestro sistema en otros, subraya
Paul.
Hace
sólo cuatro meses, el Presidente Trump dijo en la ONU que respetaba "el
derecho de toda nación a practicar sus propias costumbres, creencias y tradiciones.
Estados Unidos no puede decir a otros cómo vivir, trabajar o adorar. A
cambio, sólo debíamos pedir respeto para
nuestra soberanía”.
Lamentablemente,
parece que se trataba de meras palabras vacías.
Sabemos
por lo ocurrido en Irak, Libia, Siria, etc. que esto no terminará bien para
Trump… ni para los Estados Unidos. ¡Debemos dejar en paz a Venezuela! Concluye Ron Paul a quien nadie puede acusar
de ser defensor del socialismo.
La
Habana, Enero 31 de 2019
Especial para el diario POR ESTO! de Mérida,
México.