Por Arthur González*
A Estados Unidos no le importan los muertos,
los heridos, los torturados ni los detenidos por las fuerzas represivas de
Ecuador, Chile, Colombia, Honduras y otros países latinoamericanos que reprimen
salvajemente al pueblo, durante protestas pacíficas contra las medidas
neoliberales impuestas por sus gobernantes, presionados por el FMI y
Washington.
No hay una sola declaración de condena del Departamento
de Estado o de la Casa Blanca ante esos crímenes, algo bien diferente a las
cruzadas mediáticas fabricadas contra Venezuela, Nicaragua y Cuba, acusándolas
de reprimir la libertad de expresión, pensamiento y otras similares para
satanizar a sus gobernantes, solo por no someterse a los dictados de Estados
Unidos.
Los yanquis llevan años reuniéndose con los
llamados “opositores” provenientes de Cuba, Venezuela y Nicaragua, con el fin
de entrenarlos en actos provocativos para desestabilizar a sus gobiernos,
además de destinar sumas millonarias canalizadas a través de la CIA, algunas
ONG y Fundaciones creadas con ese objetivo; pero cuando son las fuerzas de
izquierda las que se congregan, ahí mismo cunde el pánico y comienzan las
condenas y mentiras para desprestigiarlas.
Como les duele observar el éxito del Encuentro
Antimperialista de Solidaridad, por la Democracia y contra el Neoliberalismo, convocado
por el Instituto de Amistad con los Pueblos, en La Habana, del 1º al 3 de
noviembre 2019, con la asistencia de mil 200 representantes de
organizaciones sociales y partidos políticos de izquierda de numerosos países
del mundo, quienes se costearon su viaje a Cuba, contrario a los millones que
erogan los yanquis en los eventos que organizan con los llamados “disidentes”.
En dicho encuentro los oradores denunciaron el
acoso de Estados Unidos contra Cuba y Venezuela, el incremento de medidas de
guerra económica, comercial y financiera que imponen con el propósito de matar
por hambre y enfermedades a sus pueblos, para después culpar al sistema
socialista de ser responsable de las carencias materiales.
También exigieron la libertad
de Luis Ignacio Lula, celebraron la victoria del dúo Alberto Fernández y
Cristina en Argentina y Evo Morales en Bolivia, y se reclamó la independencia
de Puerto Rico.
Washington y la desprestigiada OEA, su apéndice
principal para sus acciones en América Latina, acusan a Cuba por el apoyo a
Venezuela, trastocando las misiones médicas, educativa, deportiva, cultural y
agrícola, en tropas militares, algo que todos saben que es falso, por ser una
más de las elaboradas en su vieja y fracasada guerra psicológica.
Sin embargo, cuando los yanquis y algunos de
sus aliados organizan reuniones de preparación a los elementos
contrarrevolucionarios, financian sus boletos de avión, hoteles, transporte,
alimentación y viáticos, hay que aceptarlo, porque ellos se sienten los dueños
del mundo.
Recientemente en Miami, con la presencia del
senador Marco Rubio y el agente CIA Luis Almagro, secretario general de la OEA,
se reunieron para atacar a Cuba y a Venezuela, y debatir nuevas tácticas para
destruir sus procesos políticos y sociales con la mayor desfachatez, mostrando
total injerencia en los asuntos internos de naciones soberanas.
El conclave bajo el nombre de “Pasos de Cambio”,
se efectuó el 25 de octubre 2019, en la llamada Torre de la libertad en Miami,
donde Almagro afirmó: “Es necesario ratificar la llamada -hoja de ruta- para
derrocar el sistema socialista de Cuba e instaurar nuevamente el capitalismo”.
Lo que buscan es reforzar el apoyo del gobierno
estadounidense al Acuerdo por la Democracia en Cuba y denunciar la
“ilegitimidad” del nuevo gobierno presidido por Miguel Díaz-Canel Bermúdez.
No son nuevos esos eventos, desde hace años
utilizan a la Fundación Friedrich Ebert (FFE), la más grande y
antigua de las fundaciones políticas alemanas, creada por el Partido
Socialdemócrata Alemán, dedicada a “promover la socialdemocracia y el
socialismo democrático, el respeto a la voluntad democrática, el pacifismo, el
Estado de Derecho, el compromiso sociopolítico y el entendimiento entre los
pueblos a nivel mundial”.
En ese sentido la FFE, se interesa por
formar “líderes para el cambio”, idéntico propósito al que persigue Estados
Unidos en Cuba y para lo cual en el 2009 la entonces Sección de Intereses en La
Habana, lanzó un programa de becas para preparar “líderes comunitarios”,
replicado en el 2015 por la organización World Learning Inc., con
sede en Washington, con un nuevo “Programa de Liderazgo de Verano”, igual al
propuesto en 2017 por la organización Líderes Sociales, para
“promover el desarrollo profesional juvenil y fortalecer la sociedad civil
cubana”.
Un diseño idéntico fue convocado hace algunos
años por la Fundación Friedrich Ebert, bajo el nombre de “Agentes
de Cambio”, con el propósito de formar políticamente a jóvenes, teniendo
como base la libertad, la justicia, la solidaridad y contribuir a la
preparación de nuevos cuadros, para que puedan accionar políticamente en la
redefinición de un proyecto sociopolítico nacional, transformador y
democrático.
Esos programas persiguen cambiar el pensamiento
de izquierda por la social democracia, pero no son criticados por la OEA, al
ser creados por ideólogos yanquis para desmontar las ideas revolucionarias en
Latinoamérica.
Si Cuba o Venezuela reúnen a los movimientos de
izquierda, Estados Unidos declara que “quieren subvertir al mundo”, contrario
al apoyo que brindan a los celebrados por ellos para ganar la mente de los
jóvenes, mediante la subversión ideológica.
Precisamente ese es el papel que juega la Fundación Friedrich
Ebert, sobre algunas sociedades para ejecutar una “transición” de sistema,
algo detallado por el ex agente de la CIA, Philip Agee, durante una entrevista
a la revista Zona Cero, en marzo de 1987.
Philip Agee reveló como la CIA cuida con
atención a las fundaciones de los partidos políticos alemanes, principalmente a
la Friedrich Ebert Stiftung, del Partido Socialdemócrata y la Konrad Adenauer
Stiftung, de los democristianos, ambas fundaciones establecidas en los años
cincuenta y utilizadas para canalizar el dinero de la CIA, como parte de sus
operaciones “construcción de la democracia”.
Los requisitos exigidos por la FFE para
su programa “Agentes de Cambio”, son: Tener entre 18 y 30 años. Ser graduado de
bachillerato. Participar de una organización social y/o política. Estar
comprometido con un accionar democrático para lograr las transformaciones
políticas y sociales que el país necesite. Diseñar e implementar un proyecto
que impacte en su organización o comunidad.
Tales parámetros coinciden con los exigidos por
la Sección de Intereses de Estados Unidos en los dos planes de becas ofertadas
en la Habana en 2009: Tener menos de 25 años, ser graduado de bachillerato y
estar estudiando en la Universidad, poseer trayectoria de liderazgo en
actividades educaciones o comunitarias.
Para el otro plan los requisitos eran: Tener
menos de 25 años, ser graduado de bachillerato o técnico medio superior y
experiencia laboral relevante en el área académica escogida.
“Casualmente”, del 21 al 27 de octubre 2019,
cinco representantes de la Unión de Jóvenes Comunistas de Cuba, visitaron la
ciudad de Berlín invitados por la Fundación Friedrich Ebert, con el
objetivo de intercambiar experiencias con jóvenes locales, entre estos la
organización de la juventud del partido socialdemócrata alemán (Jusos in der
SPD), sobre las perspectivas y los desafíos que enfrenta la juventud en ambos
países.
Recordamos que en 1999 el contrarrevolucionario
Elizardo Sánchez Santa Cruz-Pacheco, fue recibido en la Fundación
Friedrich Ebert, como parte de su preparación para su accionar subversivo
contra la revolución cubana, como hicieron Oswaldo Payá, Dagoberto Valdés y
Yoani Sánchez.
Ninguna de sus operaciones subversivas da
resultado y la prueba es que Cuba resiste soberanamente el accionar yanqui, sin
reblandecerse ideológicamente, porque como afirmó José Martí:
“Con los
oprimidos hay que hacer causa común, para afianzar el sistema opuesto a los
intereses y hábitos de mando de los opresores”.
* Cubano, especialista en relaciones Cuba-EE.UU., editor
del Blog El Heraldo Cubano