Jorge Gómez
Barata
El legado científico de Carlos Marx está formado por obras
mayores en el campo de la economía política. Se trata principalmente de
Contribución a la Crítica de la Economía Política y El Capital. De su
producción forman parte algunos trabajos circunstanciales en otras áreas, como:
Manuscritos Económicos y Filosóficos, Ideología Alemana, 18 Brumario de Luis Bonaparte,
Luchas de clases en Francia de 1848 a 1850, Tesis sobre Feuerbach, Miseria de
la Filosofía, y Crítica al Programa de Gotha.
De su pluma, solo o en colaboración con Engels, surgieron
trascendentales documentos políticos, el principal de ellos es el Manifiesto
Comunista, además el Manifiesto Inaugural, y los Estatutos de la Asociación
Internacional de Trabajadores. Ese esfuerzo fue simultaneado con una vasta
labor periodística realizada durante más de veinte años en docenas de
periódicos y revistas, así como una extensa correspondencia que aporta a la
comprensión de su pensamiento y de su personalidad. Sin establecer mayores
diferencias al conjunto suele denominársele marxismo.
IDEOLOGÍA ALEMANA (1845)
Debido a lo árido del tema, la extensión del texto, y a que
Marx y Engels eran desconocidos en los ambientes intelectuales, ningún editor
se interesó por el manuscrito que fue abandonado, y así permaneció durante 87
años, hasta que en 1932 fue encontrado en poder de Eduard Bernstein. Stalin
vetó su publicación. El hecho que Lenin y otros socialistas no hayan conocido
esa obra explica algunos extravíos en la interpretación del pensamiento de Marx
y su escasa repercusión posterior.
EL MANIFIESTO COMUNISTA (1848)
El Manifiesto Comunista, escrito por encargo, fue publicado
por primera vez en 1848, y es uno de los más importantes y conocidos documentos
políticos de la era moderna. En toda la historia de la literatura política no
existe una obra más editada, traducida, prologada, y perseguida. En el
Manifiesto… Marx expone por primera vez su pensamiento político, y emite los
primeros juicios sobre el capitalismo, al cual hizo duras críticas y prodigó
los mayores elogios. Debido a su condición de documento de propaganda política
ha sido poco considerado por la academia, incluyendo la soviética.
EL CAPITAL
Se trata del más completo examen crítico del modo de
producción, que el propio Marx denominó capitalista, que comienza por el
análisis de célula del sistema, la mercancía, desentrañando sus esencias más
profundas, en especial la relación entre el capital y el trabajo a partir de la
cual se origina la plusvalía.
La primera edición de El Capital realizada en 1867 en
Hamburgo, constó de 1000 ejemplares que tardaron cuatro años en venderse. A lo
largo de la historia ha sido leído por académicos y expertos. Por una exquisita
ironía la obra, vademécum del comunismo, entusiasmó a muchos comerciantes e
industriales alemanes y, según Antonio Gramsci, en Rusia, primer idioma al que
se tradujo, fue un libro más de la burguesía que del proletariado.
La razón es obvia, a largo plazo el marxismo sugiere la
evolución del capitalismo, pero en lo inmediato lo legitima. Para Marx sin
capitalismo no hay socialismo. El capital fue siempre fue un libro difícil,
caro, y peligroso que hoy,, debido sobre todo al modo como explica las crisis
cíclicas del capitalismo, alcanza altas cifras de ventas entre académicos y
estudiosos.
Durante una parte de su vida, más por compromisos de
naturaleza política que por vocación, los esfuerzos científicos y periodísticos
de Marx estuvieron acompañados por actividades políticas y organizativas que no
promovió, y a las que se sumó por solicitudes a las cuales no quiso negarse,
pero que absorbieron parte de su tiempo y le confirieron notoriedad.
LA PRIMERA INTERNACIONAL
En 1864 fue fundada la Asociación Internacional de Trabajadores.
En la primera asamblea general se eligió un Consejo General del cual Marx formó
parte, y a quien se le encomendó la redacción de los Estatutos y del Manifiesto
Inaugural. Ese desempeño y el antecedente del Manifiesto Comunista, escrito 20
años atrás, lo convirtieron en el primer dirigente socialista europeo e
internacional. Tras doce años de escaso funcionamiento, debates estériles, sin
recursos económicos, ni medios para expresarse, en 1872, se decide trasladarla
a Nueva York, lo cual en realidad no llegó a concretarse, disolviéndose
oficialmente en 1876.
Los últimos años de la vida de Marx fueron un calvario. En
1881 murió su mujer, su único amor y fiel compañera, lo que lo quebrantó
moralmente, y lo dejó físicamente liquidado. Dos años después falleció su hija
Jenny, y el 14 de marzo de ese mismo año depuso su rebeldía.
Ante su tumba Federico Engels fue profético: “…Vivirá a
través de los siglos y con él su obra” No se equivocó. Doscientos años después,
elogiado y criticado, es parte insoslayable del debate político. Puede ser
calumniado, pero no omitido. Allá nos vemos.
La Habana, 04 de mayo de 2018
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El presente artículo fue publicado por el diario ¡Por
Esto! Al citarlo mencionar la fuente.